El estado Zulia siempre fue caliente, la política, la crisis, la energía, los cortes de energía, el agua, la falta de agua, el color del agua -verde manchado de negro por el petróleo en el famoso lago de Maracaibo-. La imagen de un sol sobre el caribe acompañó la fama de la capital del estado durante años, en los noventa, pero aquel esplendor quedó lejos.
Durante gran parte del gobierno de Maduro la ciudad ha ido perdiendo brillo y potencia productiva, y fue una de las ciudades que más sufrió la falta de luz y de agua. Solo aquellos edificios más acomodados cuentan con pozos propios y generadores eléctricos, el resto del estado, a su suerte.
Y el resto del estado, tratándose de Zulia, no es poco. Se estima que tiene cerca de 2.1 millones de votantes (y alrededor de 5 millones de habitantes), lo cual lo convierte en un bastión clave en la elección del próximo domingo: ningún otro estado tiene tanta cantidad de sufragantes. Sin embargo, en la Venezuela de hoy, no se sabe con certeza cuánta gente participará de la elección.
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Una de esas estimaciones dice que cerca de 400 mil personas oriundas de Zulia ya dejaron el país. Quedaría un millón setecientos mil personas en condiciones de votar.
Siguen siendo muchos. Tantos que en algún momento alentaron al gobernador, Manuel Rosales, a presentarse como candidato presidencial, pero finalmente declinó su candidatura en manos de la propuesta de María Corina Machado para sumarlo al gran frente opositor y apoyar la candidatura de Edmundo González Urrutia.
Zulia
Así las cosas, el estado Zulia que siempre fue caliente, ahora arde. Pero no parece ser enojo lo que suena, sino sonidos de chicharras y bocinas de moto. Son las cuatro de la tarde y la temperatura supera los 35 grados, una masa de calor rebota contra el cemento y queda flotando a la altura de la cabeza. En una casa discreta, escondida tras una reja celeste, se agolpan decenas de periodistas.
En el salón principal, la mesa está servida: se cuentan 32 micrófonos de distintos medios, y más de 25 celulares se mantienen en alto esperando que salgan a escena las dos figuras centrales del día, Maria Corina Machado y Edmundo González Urrutia.
Es la jornada de cierre de campaña en el interior del país, luego solo quedará el acto en Caracas el 25 de julio, y luego la elección del domingo 28. Pero en este minuto el protagonista es Zulia, específicamente la ciudad de Maracaibo.
Desde afuera se escucha el murmullo de una multitud ansiosa por salir a recorrer las calles.
En la sala, los periodistas locales se hacen bromas entre ellos. No los hay solo de Venezuela, está también el New York Times, Foreign Affaires, Financial Times, O Globo, Al Jazeera. Todos a la espera. Entonces se abre una puerta a un costado de la mesa y una locutora de ocasión dice: “Con ustedes, el próximo presidente de Venezuela: Edmundo González Urrutia”.
El candidato, convertido súbitamente en presidente puesto, aparece, saluda y se sienta. Luego, presentan a María Corina, que se ubica a su lado. Así, comienzan las preguntas.